martes, 5 de febrero de 2013

EN TODO EL SENTIDO DE LA PALABRA: MARADONA: DEL FANGO AL CIELO.



EN TODO EL SENTIDO DE LA PALABRA: MARADONA: DEL FANGO AL CIELO.

30-06-2010

Carta abierta al señor Diego Armando Maradona
Carlos Malbrán, Cubadebate

PARA EL CASO DE QUE NO GANEMOS ESTE CAMPEONATO DEL MUNDO

QUERIDO DIEGO, “PELUSA”, “PIBE DE ORO”, “DIEZ”, “DIOS”, “GORDO”:

Quiero hacer memoria, para que no se te olvide a vos, ni a ninguno de
los argentinos. Eras un pibe de la villa miseria de Fiorito. Uno de
esos asentamientos informales, insalubres y laberínticos, de viviendas
precarias en las que se hacinan los desplazados. Síntoma brutal de la
marginación y la pobreza, del que los políticos prefieren no hablar
porque es poner en duda toda la estructura legal del sistema.

Jugabas porque el fútbol es la expansión de los humildes, un acto
atemporal que los saca de las desdichas cotidianas. La vida te había
negado casi todo, y vos, como miles de chicos argentinos, con tus
zapatos rotos, te desquitabas a patadas.

En 1973 alguien te dijo: - Che pibe, vamos a armar un equipo para
jugar en el “Torneo Evita”, ¿Entrás?

Con tus piernas flacas y tu ros tro de “negrito”, te convertiste en la
pesadilla del torneo, nadie quería enfrentarte. “Los Cebollitas”, (así
se llamaban), se llevaron la copa y al año siguiente ganaron el
Campeonato de la 8ª División. El conjunto se mantuvo invicto 136
partidos y gracias a que “Los Cebollitas” se convirtieron en una
sensación, conociste Perú y Uruguay, donde los invitaron a jugar. No
tenías 12 años y ya eras campeón.

A alguien se le ocurrió hacerte debutar en las inferiores del Club
Argentino Juniors. Resultó fácil, fue el primer acto ilícito de tu
vida: te cambiaron el nombre y mintieron la edad, agregándote dos años
para que te aceptaran. Algo completamente inútil porque tu brillo era
tal que cuando te vieron jugar, todos preguntaban: ¿Quién ese pibe?
¿De dónde salió ese prodigio?

Entonces decidieron que era mejor ponerte en el entretiempo de los
partidos de la Primera División para que entretuvieras a la hinchada
haciendo malabares con la pelota. Naciste mago. Siempre la pe lota ha
hecho todo lo que querés, ¿O será al revés?

Llegaste a la villa eufórico: - ¡Mamá, me pagaron!

Doña Dalma te dio un beso y tu padre Diego te regaló una sonrisa y una
palmada afectuosa. Hasta hay un viejo comercial de Coca Cola, donde se
ve a aquel muchachito haciendo maravillas.

La primera vez que figuraste en los diarios, (esos que cada vez que
pueden, intentan destruirte por tus ideas), tenías diez años. El
Clarín decía: “Había un pibe con porte y clase de ‘crack’…”. Este
periodista no sabía que aún faltaban por llenar muchas páginas
hablando del “Pibe de Fiorito”. Porque en dos años ascendiste ocho
divisiones en Argentinos Juniors, de novena a primera, y comenzaste a
dibujar tu historia con goles: en 1978, aunque te consagraste como el
goleador del Metropolitano, el flaco Menotti te dejó fuera de la
Selección que ganó el campeonato porque eras muy niño, pero al año
siguiente nos trajiste la Copa del Mundial Juvenil.

Por ese tiempo, au nque River te quería contratar y te ofreció lo
mismo que ganaba Ubaldo Fillol, el jugador mejor pagado de entonces,
decidiste jugar para Boca, que estaba en serios problemas económicos y
no podía comprar tu pase. Nos hiciste campeones, pero duraste poco.
Europa siempre ha pagado mejor y te fuiste al Sevilla y después al
Nápoles.

El Mundial de México 86, siempre será recordado como “el Mundial de
Maradona” y podría escribir muchas páginas con las emociones que nos
hiciste vivir, porque cada vez que mandaste la pelota al fondo de la
red, no era un gol de Maradona, era un tanto de desquite de todos los
humildes de tu pueblo.

La FIFA, aún a regañadientes, (los oligarcas del fútbol no te quieren
Diego) tuvo que elegirte como al mejor jugador del siglo XX. Para
nosotros significas mucho más. Siempre recordaré cuando como
consecuencia de haber caído en los abismos de la droga, te tuvieron
que internar de urgencia y una multitud angustiada hizo intransitable
cuadras ente ras en torno al hospital. Alguien puso un gran cartel:
“El cielo tiene que esperar”, otro decía: “Siempre vivirás, Dios no
quiere competencia.”, otro: “Jesús resucitó una vez. Vos, miles.”, y
quizá el más significativo rezaba: “Diego, no aflojés que vas a salir.
No podés perder. No te olvides que Maradona juega para vos.”

Saliste de la droga como también te levantaste de cada golpe que te
dieron en la cancha, pero los medios internacionales siempre
magnificaron tu adicción a las drogas y cada error que cometías,
porque lo que no te perdonan es que a pesar del dinero, la fama y la
gloria, nunca olvidaste al pibe de la villa de Fiorito y que cada uno
de tus mensajes políticos mueva la conciencia de los pobres y
explotados del mundo.

El mercado puede aceptar que seas un genio del fútbol, pero no que te
hayas convertido en la compensación para una sociedad frustrada por
varias dictaduras militares y desgastada por el accionar de políticos
corruptos.

Se acepta, ¿qué otro remedio les queda?, que seas un campeón, más no
que reflejes los sentimientos de los despojados que necesitan creer
que Dios no está tan lejos. Eso no te lo van a perdonar nunca Diego.

La FIFA no te puede perdonar que promuevas la sindicalización de los
jugadores, a los que llamas “los obreros del fútbol”, porque eso
echaría por tierra un negocio que mueve millones de dólares cada
cuatro años.

Si Maradona dona una escuela, o promueve una colecta para los niños
pobres con parálisis, no saldrá en la primera plana de ningún
periódico del mundo, porque lo imperdonable no son estos actos en sí,
sino que lo hagas siempre diciendo que sólo estás devolviendo algo de
lo que los poderosos roban a la gente.

Demagogo, populista, oportunista, drogadicto, son los calificativos
aconsejados por los señores de la SIP para poner junto a tu nombre.
Como también aconsejan destacar siempre las declaraciones del señor
Pelé, porque ese si es “bueno”. Se coloca deb ajo de un cartel de
alguna firma de productos deportivos, que por supuesto le paga, para
reivindicar siempre al sistema y defender sus intereses. De eso vive.
No te van a perdonar tus visitas a Chávez, o que tengas al Ché tatuado
en tu hombro.

La única vez que te tuve cerca fue cuando en noviembre de 2005, con
motivo de la Cumbre de Presidentes de Mar del Plata, nos invitaste a
ir a repudiar la presencia de Bush en la Argentina.

Los grandes diarios del mundo, no publicaron en estos días la foto de
la Selección Argentina despidiéndose rumbo a Sudáfrica con una gran
pancarta que decía: “Apoyamos a las abuelas de Plaza de Mayo para el
Premio Nobel de la Paz”. Ni tampoco la noticia de que recibiste en
Pretoria a Estela Carlotto con un gran abrazo. Eso no se perdona
Diego.

El fútbol, vos lo sabés mejor que nadie, es un juego impredecible y
como bien declaraste: “No hay favoritos. Cualquiera te puede clavar la
pelota en el ángulo y todo lo que hiciste … Chau”. Todo es posible,
pero por todo esto y mucho más quiero decirte que si eso sucede, no te
hagas ningún problema, porque con nosotros ya cumpliste.
Gracias por ser Maradona. Gracias por ser nuestra alegría y nuestra
esperanza. Gracias por no olvidar al pibe de Fiorito. Gracias por
representarnos siempre a todos con dignidad. Gracias campeón.

1 comentario:

  1. Lic!! Mi blog es paoellis.blogspot.com aún no he subido nada de la info pero pa que me tenga aquí!!

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